Nos llega de Casa Farreloro, llevan más de 50 años criando Ternera y Buey en los pastos de San Feliu de Veri, empezó con cuatro vacas y ahora tienen más de 450 hembras VACAS NODRIZAS, aquí en el alto del pirineo a 1.500 / 2000 m de altitud, nuestro oficio es criar y cuidar el ganado, como si fueran parte de la familia. Siguiendo los controles de bienestar promulgados desde la UE. Pero vamos más allá nuestros animales se alimentan de forma natural, con los mejores pastos, el heno, la alfalfa, cereales y como no agua de Veri y respiran los mejores aires a 2000 metros de altitud en pleno Pirineo.
Sus Terneras son hijas de vacas de la raza autóctona Parda de los Pirineos. Nacidas y criadas en libertad en San Feliu de Veri. Se alimentan a base de la leche de sus madres y de la regalicia, cilo y paja de nuestras montañas.
La idea de que la ternera, como su propio nombre sugiere, tiene que ser, sobre todo, tierna. Y luego, claro, en estos tiempos de dificultades, el precio es el otro gran argumento al que más atención se le suele prestar.
Atendiendo a estos criterios, pero especialmente al primero, uno tiene la impresión de que la ternera lechal, que todavía no ha cumplido el año de edad y ha sido alimentada exclusivamente con leche materna, se sitúan en el nivel más alto de las preferencias de los consumidores. El color de esta carne, entre blanco rosáceo y rosa claro, tiene ‘buena prensa’. Esa es la realidad, la misma que indica que a medida que la tonalidad de los filetes empieza a oscurecer, tendemos a torcer el gesto, a pensar que nos están vendiendo gato por liebre, es decir, vacuno mayor. La realidad, sin embargo, es diferente y varios expertos van a ofrecernos una visión distinta y muy aragonesa de la carne de ternera, aquella que mayoritariamente se sacrifica con una edad entre 12 y 14 meses.